Ante la inminente decisión de fabricantes de vehículos eléctricos de China que se preparan para expandir sus operaciones en México y otros mercados del continente americano; EY, firma líder en servicios profesionales de auditoría, impuestos, consultoría, estrategia y transacciones, presenta un análisis para entender las implicaciones del reciente incremento de la distribución de autos chinos en el mercado mexicano.
México es el séptimo fabricante de automóviles más grande a nivel mundial, y actualmente resulta uno de los mercados más atractivos para la producción de autos; gracias a las disrupciones en las cadenas de suministro globales causada por la pandemia, así como los conflictos comerciales entre EE. UU. y China.
«México ofrece mano de obra más barata, una amplia cadena de suministro y acceso al acuerdo de libre comercio de América del Norte (T-MEC), por lo que el interés de las compañías chinas en el mercado mexicano ha crecido de manera exponencial en los últimos años»
Víctor Soulé, Socio Líder de Manufactura Avanzada y Movilidad para EY Latinoamérica.
Ventajas competitivas de las marcas chinas
Entre los factores que están impulsando las ventas de los autos eléctricos chinos a nivel nacional e internacional, se encuentran los bajos costos de producción, su diseño y desarrollo tecnológico eficiente, y precios competitivos.
«Sin duda se ha convertido en un obstáculo para las armadoras tradicionales al experimentar un desacelere en la demanda y una mayor diversificación de mercado. Esto también tiene un impacto en la cadena de valor por los bajos niveles de precios.»
Francisco Bautista, Socio Adjunto de Manufactura Avanzada y Movilidad para EY Latinoamérica.
Por otro lado, la popularidad de este tipo de vehículos también capta el interés de los consumidores mexicanos, ganando la aceptación y el impulso de la electromovilidad. Sin embargo, este impacto positivo se ve rezagado por las condiciones locales de la infraestructura en electromovilidad que se tiene actualmente en México; la saturación de los puertos e incluso la falta de cargadores o refacciones son disuasorios para el consumidor promedio, y esto obligará a los productores a buscar la manera de invertir en su propia infraestructura.
Impacto en las relaciones comerciales de México
Si bien EE. UU. compite con China por el dominio del mercado de vehículos eléctricos, China es el mayor productor a nivel mundial de autos eléctricos y sus baterías, y sus armadoras exportan cada vez más modelos de bajo costo a todas partes del mundo, ya que enfrentan un exceso de capacidad en las fábricas nacionales. Para buscar una solución, EE. UU. ha aplicado distintas restricciones para excluir de su cadena de suministro este tipo de autos, las baterías y otros componentes y recursos fabricados por compañías chinas.
Actualmente existe la preocupación de que los fabricantes chinos puedan eludir estas medidas al mudar sus operaciones a México y fabricar los coches aquí, eclipsando a la competencia con modelos tecnológicamente avanzados y precios más competitivos. Sin embargo, los subsidios que Estados Unidos ha otorgado para vehículos eléctricos exigen que los modelos se fabriquen en Norteamérica y que los materiales y componentes procedan de países con los que se tenga acuerdos de libre comercio.
Oportunidades para los vehículos eléctricos en México
En el caso del mercado mexicano, el mayor volumen de ventas de este tipo de vehículos puede ser para satisfacer la demanda del sector transporte, ya sea para el movimiento de pasajeros o de mercancías en la última milla.
«Las marcas chinas están abriendo la electromovilidad al resto de los consumidores, pues los niveles de precios se ajustan a un poder adquisitivo menor, la entrada de autos chinos a México ha ampliado significativamente la oferta de vehículos, sobre todo durante 2022 y 2023, cuando la industria enfrentó problemas en los niveles de inventario, pero a pesar de que estos niveles se estén estabilizando, podemos observar que las armadoras tradicionales no están recuperando al mismo ritmo la participación de mercado que tenían previo a la pandemia.»
Francisco Bautista, Socio Adjunto de Manufactura Avanzada y Movilidad para EY Latinoamérica.
Pese a esto, los bajos precios que están manejando las automotrices chinas no son una garantía, y están sujetos al comportamiento de las divisas y el tipo de cambio. Una vez que este se vea al alza ya no les será posible mantener estos bajos costos. Del mismo modo, será necesario que inviertan en instalaciones propias, sobre todo para satisfacer las necesidades de infraestructura de carga y de distribución.
Para buscar la consolidación en el mercado mexicano, las marcas chinas tendrán que aumentar significativamente sus inversiones no solamente para comercializar, si no para garantizar la eficiencia en cada etapa de la cadena de suministro y evitar depender de los acuerdos y acciones de otros proveedores o reguladores en otros países.