Para la mayoría de las empresas, contar con un esquema financiero sano, en un entorno económico adverso, lleno de incertidumbre y volatilidad, es todo un reto. La llegada de la nueva normalidad trajo consigo que las empresas – de cualquier tamaño e industria- tuvieran que redirigir sus estrategias comerciales en aras de reducir los efectos negativos de la pandemia y evitar un colapso financiero.
Con las nuevas estrategias de negocio, la implementación de una gestión de crisis oportuna y la inclusión de tecnologías disruptivas, las empresas lograron adaptarse a los nuevos sistemas de mercado; esto impactó de manera favorable en la economía mexicana ya que para el segundo semestre del 2021, el Inegi reportó un crecimiento del 1.5% en el PIB.
Ya sea para empresas incipientes o de consolidación, tomar acciones para proteger las finanzas mediante una gestión de riesgos oportuna puede ser la diferencia entre la permanencia o la extinción. Datos de la firma en consultoría KPMG afirman que solo el 40% de las empresas cuentan con una evaluación de riesgos financieros, dejando al resto en una situación de vulnerabilidad.
Ante esta realidad, “es imprescindible que los negocios identifiquen los posibles riesgos con los que podrían enfrentarse, así, en caso de que alguno se materialice, tengan un plan de acción que puedan seguir para afrontar con éxito la crisis, además de que les ayude a modificar sus estrategias operacionales y a aprovechar las oportunidades que surjan para cambiar el posible desenlace”, asegura Marcelo Caraveo, director de Riesgo de TIP México, empresa líder en arrendamiento de transporte, autos y administración de flota.
Como primer punto, es necesario hacer un análisis entre la deuda que tiene la empresa y los recursos con los que se cuenta. Si el negocio tiene más deuda que recursos, el panorama puede volverse complicado, es ahí donde comienza la gestión de riesgos. Se identifican los posibles conflictos, se incorporan escenarios de gestión de crisis y se consideran los probables cambios en las estructuras operacionales del negocio.
Es importante mencionar que existen distintos tipos de riesgos financieros entre los que destacan los riesgos de mercado, de crédito, liquidez y operativo, dependiendo del tipo de riesgo que se identifique será la estrategia que se implemente.
Arrendamiento, alternativa para evitar adversidades
Para la industria del leasing, es igualmente importante establecer una gestión de riesgo que impulse a las empresas a crecer y a no detener su marcha.
“Cuando se presenta un tipo de riesgo por liquidez, un asesor financiero les recomienda no invertir en bienes que se devalúen, y los vehículos que utilizan para sus operaciones diarias son activos que tienen esta característica, de ahí que la recomendación sea que vean al arrendamiento vehicular como una opción, a través de la cual adquieran las unidades que necesitan sin que su liquidez se vea afectada, ya que no es necesario dar pagos iniciales muy altos como en un crédito, además de que con un solo pago mensual, están cubriendo servicios adicionales como rastreo satelital, pagos de seguro, administración de mantenimiento y asesoría legal, los cuales, además son 100% deducibles”, agrega Marcelo.
De igual manera, cuando se trata de un riesgo operativo, por una mala gestión de flota, por ejemplo, pueden contar con un servicio de telemetría en el cual se les brinda la facilidad de tener toda la información de cada unidad y así gestionar con tiempo sus mantenimientos, conocer la ubicación real mejorando la seguridad para sus conductores y optimizar sus procesos logísticos para evitar pérdidas de dinero.
“Sea cual sea la necesidad y el tamaño de la empresa; siempre habrá una solución financiera que mitigue los efectos y estragos de un escenario de crisis. Sólo es necesario identificar oportunamente los riesgos y acercarte con un asesor que, a través de su expertise, mantendrá estable, solvente y rentable a tu negocio”, concluye Caraveo.