Francisco Bautista, socio líder del Segmento de Manufactura Avanzada y Movilidad de EY, platicó sobre perspectivas de urbanización, nuevas tecnologías y tendencias en la industria automotriz, así como del impacto T-MEC y la ‘Nueva normalidad’.
La industria automotriz enfrenta uno de sus mayores retos: desde hace tiempo, se observaban cambios en el portafolio de productos y en la adopción de nuevas tecnologías. Además, a raíz de la pandemia por COVID-19, ha experimentado una amplia disrupción en los patrones de producción y preferencias de los consumidores, aunado a una caída significativa en ventas y en la inversión productiva, tanto privada como pública.
‘Si bien es cierto que el ritmo del cambio se ha acelerado en todas las industrias, la forma en la que los vehículos son comprados, distribuidos y reparados cambiará dramáticamente. Las concesionarias de autos se enfrentan con olas disruptivas provenientes de diversas direcciones como: el desarrollo de nuevas soluciones de movilidad (economía compartida, carpooling, carsharing, etc); intensificación de la competencia; innovación del producto; proliferación de nuevas tecnologías; regulaciones más estrictas y los cada vez más constantes cambios en las preferencias del consumidor’, señala Francisco Bautista.
Esto se suma a un panorama incierto y de crisis del cual todavía no se recupera. Por ejemplo, en México, en el periodo enero a septiembre de 2020, se vendieron 664 mil 194 vehículos ligeros nuevos, lo que representa una disminución del 30.5 % con respecto al mismo periodo del año anterior.
Cabe destacar que nuestro país representa el 18% de la producción automotriz en América, teniendo a Estados Unidos como su principal socio comercial en exportaciones (con el 82.7%) e importaciones (con el 34%), por lo que esta disminución es significativa.
En ventas de vehículos ligeros, septiembre de 2020 presentó una variación del menos 22.79% con respecto al mismo mes de 2019, y el panorama no es alentador, pues la expectativa actualizada para cierre de 2020, estima una disminución de las ventas de vehículos ligeros de 28.3% (lo que representará 945,058 unidades). Por otra parte, en el acumulado enero-septiembre de 2020 los vehículos ligeros de lujo tuvieron un decremento de 32.13% en las ventas con respecto a lo registrado en el mismo periodo de 2019.
En este contexto, Bautista, planteó durante este taller, una serie de perspectivas de comportamiento de la industria automotriz, de manufactura avanzada y movilidad en los siguientes sectores:
Automotriz:
- Baja demanda en vehículos nuevos, por la caída en el gasto de los consumidores en bienes no esenciales.
- Tendencia en la industria a la transformación digital, conectividad y customización en vehículos.
- Omnicanalidad enfocada a la experiencia digital y ventas en línea.
Manufactura:
- Transformación hacia modelos de producción más resilientes y flexibles en la cadena de suministro.
- Manufactura sustentable por presiones regulatorias y cambio en preferencias del consumidor.
- Modelos conectados a través de la industria 4.0.
- Caída en el mercado doméstico y falta de mano de obra calificada.
- Con el T-MEC, impacto en costos, restricciones y un más restrictivo ambiente regulatorio.
Transporte:
- Disminución en el uso de transporte público y aéreo por temor a contagio de COVID-19, cambiando los patrones de movilidad en ciudades y formas de hacer negocios.
- La movilidad autónoma podría experimentar mayor crecimiento.
- Caída en gasto público reflejado en menor inversión en infraestructura de transporte.
Urbanización:
- Migración de la población global de zonas rurales a ciudades más urbanizadas.
- Contrariamente, el retorno de las ciudades al campo para ciertos sectores de la población por incremento en el uso de tecnología en el trabajo y trabajo a distancia producto del aislamiento por COVID-19.
- Retos mayores por la necesidad de nueva infraestructura, para afrontar temas de contaminación y nueva movilidad, aunado a una caída de la inversión pública.
Cabe destacar que la reciente firma del T-MEC trae consigo nuevos retos que las empresas en México deberán enfrentar para mantener su competitividad gracias a la complejidad añadida en el cumplimiento de las reglas de valor de contenido regional y laboral; dichas restricciones implicarán un mayor costo para hacer negocios con lo que el gobierno gana por la mayor recaudación, las empresas pierden a causa de los mayores costos o por las restricciones al comercio y los consumidores (nacional/extranjero) pierden por los costos trasladados en los productos finales para consumo interno o exportación.
Todo ello cobra relevancia en el nuevo contexto de la ‘nueva normalidad’, ya que el sector manufacturero en México es uno de los más relevantes en materia económica para nuestro país, pues representa el 27% del PIB, genera más de cuatro millones de empleos y es el principal sector que atrae inversión extranjera directa, fuertemente focalizado en algunos estados como Coahuila, Querétaro, Estados de México, Aguascalientes, Guanajuato, Puebla y San Luis Potosí.